¿Funciona el vendaje neuromuscular?

Originalmente quería incluir este texto en la entrada ¿Qué es el vendaje neuromuscular?, pero me estaba quedando demasiado largo. Además, así quien esté interesado puede ir directamente a lo que prefiera.

Elbow

En la entrada anterior presenté las generalidades suelen repetirse en los libros y webs. Aunque no he copiado el texto, lo anterior es básicamente lo que dicen sin adornos. Como mucho he añadido algún detalle en la aplicación.

Si dependiéramos de preguntar a alguien, algunos defensores nos mostrarían estudios a favor mientras los detractores nos ofrecerían los estudios en contra. Algo lógico. El problema radica en los resultados y la calidad metodológica.

Por otra parte, la pregunta es imprecisa. Funciona, ¿en qué? Porque no solo se ha usado para corregir sino para prevenir lesiones y aumentar el rendimiento. Por eso, vayamos por partes y repasemos algunos de los baches que se ha encontrado en el camino.

Color

Para empezar, esta era la afirmación más difícil de creer pero, si se demostrase cierta, deberíamos aceptarla. Si aún no hubiera datos al respecto, incluso podríamos otorgarle el don de la duda. Otra historia sería aceptar afirmaciones al respecto.

En el primer estudio que cito en las fuentes (Cavaleri, 2018) empiezan declarando que, aunque los datos respecto al uso de vendaje neuromuscular contra el dolor o la recuperación tras la lesión son negativos, debe haber una causa de su éxito creciente. Esto ya es indicativo de lo que veremos a continuación. Admiten los resultados mixtos de los estudios, aunque no señalan la tendencia de aquellos mejor diseñados. Por ello argumentan la posibilidad de un factor psicológico en esa disparidad de resultados más allá de la divergencia metodológica. Citan (Hill, 2005) que el color rojo mejora el rendimiento deportivo durante periodos cortos de actividad. Sin embargo, no es una conclusión razonable, ya que podrían tener mejores resultados jugando igual o peor ya que el equipo contrario podría verse intimidado por el color.

En el estudio (Cavaleri, 2018) se comparan cinco grupos: el control sin vendaje, dos de engaño con vendaje beige con y sin tensión, y el color azul o rojo, ambos aplicados con tensión. Se midió el rendimiento con el single leg hop test (medir la distancia recorrida por un salto a la pata coja). Se midió también el momento de fuerza de la extensión del cuádriceps por dinamometría isocinética y la función neuromuscular del mismo por estimulación magnética transcraneal. También registraron los colores preferidos.

El resultado fue que ni la preferencia, ni el color, ni la tensión importaron ni en el rendimiento, ni la fuerza o función importaban. No había apenas diferencias con el control. ¿Por qué? Esgrimen varias razones: no se ordenó a los sujetos mirar el vendaje, no usaron suficiente, el color de la ropa pudo haber interferido, el efecto ocurriría en el oponente que viera el vendaje, que se encontraría un efecto en un contexto más significativo con un mayor rango de deportes y niveles de habilidad, el efecto se percibiría en sujetos lesionados y, finalmente, podría encontrarse un efecto al usar más variedad de fabricantes, patrones, tensiones y colores.

Rendimiento

A pesar de estas afirmaciones, el vendaje neuromuscular no ha conseguido aumentar el rendimiento muscular. En una evaluación de la fuerza muscular del cuádriceps (Vercelli, 2012) se compararon tres grupos: 
  • Vendaje de facilitación en forma de Y de origen a inserción del músculo.
  • Vendaje de inhibición en sentido opuesto.
  • Vendaje en I perpendicular al vientre muscular.
Se midió el Isokinetic Peak Torque Test, el Single-leg triple hop (distancia recorrida en tres saltos con una pierna) y la Global Rating of Change Scale, que básicamente pregunta a los sujetos su percepción respecto a las capacidades del músculo con o sin vendaje. Antes de las tres sesiones, separadas una semana entre sí, se realizaría un calentamiento de diez minutos en la bicicleta estática. No se estiraría para evitar reducir el rendimiento

Los resultados arrojaron que no importaba como se colocase el vendaje o incluso si se colocaba. Informan que estos resultados estaban en línea con otros, donde tampoco inhibía o mejoraba la fuerza muscular aunque se esperasen doce horas ni importaba los músculos objetivo. 

Si no funcionase en una zona, podría argumentarse que eso no descarta que lo haga en otras. Sin embargo, si tenemos que ir tachando músculos donde su efecto es insignificante, la versatilidad del vendaje neuromuscular se anula. En una revisión más reciente (Reneker, 2017) se mostraba que el vendaje neuromuscular tendía a mostrar mejores resultados cuando no se cumplían los criterios de calidad de la base de datos PEDro.

Prevención

Se considera que la propiocepción es un componente de la prevención de las lesiones agudas, por lo que es necesario valorar la capacidad del vendaje neuromuscular de estimularla. Sin embargo, el meta-análisis de Williams (2012) ofrece un par de estudios donde los resultados no son significativos.

Corrección

Lesión musculoesquelética

Hombro

En la aplicación en el manguito de los rotadores (Mostafavifar, 2012; Morris, 2012), redujo el dolor el primer día durante la abducción del hombro, pero tras seis días no había diferencia con el placebo. En la misma revisión, al compararse con el tratamiento fisioterápico habitual, y compartiendo ambos grupos ejercicio domiciliario, el vendaje tuvo puntuaciones menores en el cuestionario de discapacidades del brazo, hombro y mano en las primeras dos semanas. También fue menor el valor de la Escala Visual Analógica (EVA) para el dolor en reposo, la noche y el movimiento. Sin embargo, tras esas dos primeras semanas, los resultados eran similares. No obstante, este estudio tenía sus problemas, como la falta de ciego, el análisis no controlaba aquellos que no cumplían el tratamiento o que ambos realizasen el ejercicio domiciliario. A pesar de esto, como el anterior mostraba un efecto a corto plazo.

Miembro inferior

Siguiendo con la misma revisión (Mostafavifar, 2012), la aplicación del vendaje en la tendinopatía aquilea mostró una excitabilidad muscular aumentada en los sujetos sanos, pero ningún resultado en la distancia de salto con una pierna, dolor o excitabilidad en los sujetos con tendinopatía. Como es habitual, el estudio no estaba cegado y tenía problemas de diseño.

En otro estudio (Mostafavifar, 2012; Morris, 2012; Parreira, 2014) se aplica en pacientes con síndrome de dolor patelofemoral, esta vez sí, con doble ciego y aleatorizado, donde se valoraba el dolor, fuerza, la percepción de la posición articular y el equilibrio con la aplicación del vendaje frente a un placebo. El grupo de estudio mostraba diferencias significativas a los 60 y 180 segundos, además de mejoras en el equilibrio. Otros valores, como el dolor según la EVA o la percepción de la posición articular no variaron. Además de los problemas típicos, como la falta de grupo control, centrarse solo en el efecto inicial o una ligera diferencia en la media de masa corporal entre los grupos, todos los sujetos eran mujeres, además de no implicadas en deportes competitivos,, por lo que no se podían sacarse conclusiones para la población general. Tampoco se explicaba como se aleatorizó y el tamaño de las muestras eran reducidas. En otro estudio para la misma patología (Morris, 2012; Parreira, 2014) donde se comparó un programa de ejercicios domiciliarios con un programa de ejercicios combinado con el vendaje, valorándose con EVA y la escala de dolor anterior de rodilla (AKPS) a las tres y seis semanas. Aunque la flexibilidad de los isquiotibiales era mayor en el segundo grupo a las tres semanas, dejó de ser significativo a las seis semanas. En el resto de valores no hubo diferencias significativas.

En la fascitis plantar (Morris, 2012) con un desarrollo menor a 10 meses, el vendaje neuromuscular en combinación con la fisioterapia tenía mayores mejoras en el dolor y grosor de la fascia a la semana que la fisioterapia sola, pero no se determinó si la diferencia era estadísticamente significativa.

Columna

Su aplicación en el dolor lumbar y latigazo cervical agudo lo reducía a corto plazo (Mostafavifar, 2012; Morris, 2012; Parreira, 2014), pero el seguimiento, en caso de estar presente, no se extendía más de cuatro semanas. Los problemas de estos estudios son los mismos que los ya mencionados.

Dolor

El dolor parecía reducirse a corto plazo (Mostafavifar, 2012; Kalron, 2013), pero el efecto no se mantenía.

Función

De nuevo el problema es la duración del efecto, que solía estudiarse en combinación con otras terapias (Mostafavifar, 2012).

Linfedema

En el linfedema por cáncer de mama no se han encontrado pruebas de que sea mejor al tratamiento habitual (Morris, 2012). En los trastornos linfáticos no se ha encontrado pruebas concluyentes (Kalron, 2013).

Espasticidad por ictus

Tampoco se ha encontrado que su combinación con la inyección de toxina botulínica sea mejor que la combinación de esta con un placebo (Morris, 2012).

Comparación

Parreira (2014), con algunos de los estudios incluidos en las revisiones previas y otros exclusivos, los organiza según frente a qué se compare el tratamiento con vendaje neuromuscular.

Frente a ausencia de tratamiento

En un estudio donde se compara frente a la ausencia de tratamiento para el dolor anterior de rodilla, el vendaje redujo el dolor al subir escaleras, pero su efecto era demasiado pequeño para que merezca la pena clínicamente. Además, la calidad metodológica era baja (Parreira, 2014).

Frente a un placebo

Si se comparaba con un placebo, o era tan efectivo como este o la diferencia no era clínicamente significativa. De nuevo, la calidad de las pruebas era baja (Parreira, 2014).

Frente a otras intervenciones

No tenía beneficios o no merecían la pena clínicamente. Para variar, la calidad de las pruebas era baja (Parreira, 2014).

Conclusión

Tras esto, no quiero presentar esta entrada como un análisis metódico, que no lo es. Solo quiero informar de la situación general para permitir formar una opinión. Si se trata de un método efectivo aplicable para en una extensa variedad de situaciones, no es aceptable que no pueda soportar el más mínimo análisis.

En estos casos se da el patrón que, cuando un estudio informa de un efecto beneficioso o superior, en comparación, con otra alternativa, suele resultar una diferencia clínicamente insignificante o consecuencia de una baja calidad metodológica. Las revisiones, a pesar de los años, mantienen las conclusiones.

A pesar de todo, su uso se mantiene. Es frecuente que a nivel clínico no se utilice una sola terapia, sino que se combinen con otras, produciendo que al final no pueda determinarse claramente a qué señalar como responsable de la recuperación. Estas revisiones descartan o señalan a los posibles responsables para eliminar todas las prácticas superfluas.

Fuentes

  • Cavaleri, R., Thapa, T., Beckenkamp, P. R., & Chipchase, L. S. (2018). The influence of kinesiology tape colour on performance and corticomotor activity in healthy adults: a randomised crossover controlled trial. BMC Sports Science, Medicine and Rehabilitation10(1), 17.
  • Hill, R. A., & Barton, R. A. (2005). Psychology: red enhances human performance in contests. Nature435(7040), 293.
  • Vercelli S, Sartorio F, Foti C, et alImmediate effects of kinesiotaping on quadriceps muscle strength: a single-blind, placebo-controlled crossover trial. Clin J Sport Med. 2012 Jul;22(4):319–26.
  • Reneker, J. C., Latham, L., McGlawn, R., & Reneker, M. R. (2017). Effectiveness of kinesiology tape on sports performance abilities in athletes: A systematic review. Physical Therapy in Sport.
  • Williams, S., Whatman, C., Hume, P. A., & Sheerin, K. (2012). Kinesio taping in treatment and prevention of sports injuries. Sports medicine42(2), 153-164.
  • Mostafavifar, M., Wertz, J., & Borchers, J. (2012). A systematic review of the effectiveness of kinesio taping for musculoskeletal injury. The Physician and sportsmedicine40(4), 33-40.
  • Morris, D., Jones, D., Ryan, H., & Ryan, C. G. (2013). The clinical effects of Kinesio® Tex taping: A systematic review. Physiotherapy theory and practice29(4), 259-270.
  • Kalron, A., & Bar-Sela, S. (2013). A systematic review of the effectiveness of Kinesio Taping--fact or fashion?. European journal of physical and rehabilitation medicine49(5), 699-709.
  • Parreira, P. D. C. S., Costa, L. D. C. M., Junior, L. C. H., Lopes, A. D., & Costa, L. O. P. (2014). Current evidence does not support the use of Kinesio Taping in clinical practice: a systematic review. Journal of physiotherapy60(1), 31-39.

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