El mito del bazo que frenaba a los corredores

Hombre corriendo por la carretera.
Si te preguntara qué relación tiene el bazo con la velocidad de los corredores, posiblemente me responderías que ninguna. Sin embargo, esta relación nunca estuvo muy clara. Plinio explicó en su Historia natural :
Este miembro [el bazo] tiene la propiedad, en ocasiones, de limitar la capacidad de correr de un hombre: con lo que los corredores profesos en la carrera que tengan problema con el bazo tienen un dispositivo para quemarlo y desecharlo con un hierro candente. Y no es de extrañar: ¿Por qué? Dicen que el bazo puede sacarse del cuerpo por medio de una incisión, y aún así la criatura vive: Pero si es un hombre o mujer quien es cortado por el bazo, él o ella pierde su risa por este medio. Por ello es que los reidores desmedidos tienen siempre grandes bazos.
El mito se mantuvo con el tiempo y se extendió a los caballos. En la Biblia hebrea, 1 Reyes 1:5, dice: "Entonces Adonía hijo de Haggith se levantó, diciendo: Yo reinaré. E hízose de carros y gente de á caballo, y cincuenta hombres que corriesen delante de él". En las interpretaciones talmúdicas, los corredores tenían extirpados sus bazos y ahuecadas las suelas de sus pies para correr más. El erudito talmúdico Rashi (1040-1105) explicó que se debía a la sensación de pesadez del bazo la que limitaba la velocidad. Debido a esto, un animal veloz como la jirafa se consideraba carente de bazo.

Se creía además que era un órgano supérfluo. Paracelso recomendaba extirparlo cuando enfermase, mientras que Vesalio realizó esplenectomías de muchos animales sin observar efectos adversos, apoyando esta noción. Shakespeare escribió en su obra El rey Juan sobre las funciones del bazo, volviendo en el pasaje 5.7.49 a su relación con la velocidad: "I am scalded with my violent motion/and spleen of speed to see your majesty"(1).

En 1922, en la Universidad Johns Hopkins, Macht y Finesilver pusieron a prueba el antiguo mito. Cuando compararon la velocidad de carrera de ratones normales con la de otros esplenectomizados, los ganadores eran los segundos.

Fuentes

  • Hiatt, J. R., Phillips, E. H., & Morgenstern, L. (Eds.). (2012). Surgical diseases of the spleen. Springer Science & Business Media.

Notas

  1. He sido incapaz de encontrar esta obra en español, ni siquiera en libros con las obras completas.

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