Precedentes de la electroterapia

La electroterapia, como disciplina, es relativamente reciente. Esto no quita que previamente se utilizasen, en base a creencias y la experiencia, los mismos medios. Escribonio Largo habló de Antero, un liberto del emperador Tiberio, que curó su gota con las descargas que recibió de una raya eléctrica en la costa. Dioscórides recomendaba el mismo remedio para la cefalea. Galeno y Pablo de Egina siguieron este consejo.


Plinio el viejo, en el volumen XXXII de Historia natural presenta al animal
[...] desde una distancia considerable, incluso si solo se toca con el extremo de una lanza o bastón, este pez tiene la propiedad de entumecer incluso el brazo más vigoroso y fijar los pies del corredor, por rápido que sea en la carrera. Si, al considerar esta nueva ilustración, nos encontramos obligados a admitir la existencia de tal poder, que por sus propias exhalaciones y, por así decirlo, emanaciones del mismo, permiten afectar los miembros del cuerpo humano, ¿qué no debemos esperar de las influencias curativas que la naturaleza ha centrado en todos los seres animales?
Plinio el viejo - Historia natural, XXXII, 2
Posteriormente, nos informa que si se captura cuando la Luna está en Libra y se mantiene tres días al aire libre, facilitará el parto si se introduce en una habitación con una parturienta.

En el artículo de John Coldstream para Cyclopædia of anatomy and physiology (1836-39) de Robert Bentley Todd, son los árabes quienes usan la misma criatura, pero ahora con el paciente desnudo sobre una mesa y aplicándose en una secuencia de puntos, revelando que es doloroso pero disminuye la fiebre.

Sería John Walsh (1726-1795) quien describiría por primera vez en 1772 que las descargas de la raya eléctrica eran de la misma naturaleza que las de cualquier dispositivo eléctrico. John Hunter diseccionó un ejemplar el mismo año y describió la anatomía de su órgano eléctrico. Al año siguiente, Johannes Ingenhusz de Viena hizo las mismas observaciones y llegó a las mismas conclusiones que Walsh. Previamente, en 1666, Francesco Redi experimentó las descargas, fue el primero en diseccionarlo y ofreció breves descripciones de su órgano eléctrico. René Antoine Ferchault de Réaumur describió sus descargas, pero las atribuyó a una súbita acción muscular. Engelbert Kaempfer comparó la descarga con un rayo, pero dijo que conteniendo la respiración se podía evitar.

En el otro lado del Atlántico, las anguilas eléctricas eran usadas de manera similar por los nativos, también las temían. Edward Bancroft (1744-1821) las describió en An essay on the natural history of Guiana, in South America (1769) y posteriormente las capturó con Wilhelm von Humboldt usando treinta caballos para recibir las descargas y agotar a las anguilas. Dos de los caballos se ahogaron. Aquí sería de nuevo John Hunter, en 1775, quien las diseccionase.

Más allá de la electricidad, también se usaban antiguamente los campos magnéticos de la calamita. Sin embargo, se basaba en supersticiones y la magia simpática, creyéndose que atraía o repelía la enfermedad. La calamita molida se usaba en preparaciones oculares y sobre quemaduras. También, como revela Plinio, los imánes poseen sexo, valorando aquellos negros y femeninos de Tróade por su poder atrayente. Estas creencias sobrevivieron a la edad media, usándose en amuletos y siendo conocido como remedio contra la gota, los calambres o los matrimonios distantes. Jan Baptiste van Helmont (1580-1644) escribió: "El dorso de una calamita, repele el hierro; por lo que también aleja la gota, cura la hernia y todo catarro o reuma que está en la naturaleza del hierro". Incluso llegó a afirmar que la calamita perdía sus propiedades magnéticas si se le frotaba un ajo.

Fuentes

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