Sobre la idoneidad de la posición de Trendelenburg

Friedrich Trendelenburg
La posición de Trendelenburg implica colocar al paciente acostado, pero inclinado con la cabeza a menos altura que los pies. Fue nombrada en honor al cirujano alemán Friedrich Trendelenburg, que creó la posición para mejorar la exposición quirúrgica de los órganos pélvicos durante la cirujía.

En la Primera Guerra Mundial, Walter Cannon, el famoso fisiólogo americano, popularizó el uso de esta postura como tratamiento para las conmociones. Fue promovida como una manera de aumentar el retorno venoso al corazón, aumentar el gasto cardiaco y mejorar la perfusión de los órganos. Una década después, Cannon cambió de opinión sobre los beneficios de la posición de Trendelenburg, pero esto no desalentó su uso extendido.



Hoy, la posición de Trendelenburg sigue siendo una tradición en el manejo inicial del paciente hipotensivo. Como veremos, todo a pesar de unas pruebas prácticas endebles.

Pruebas

Shammas & Clark (2007) resumieron así la situación respecto a la posición de Trendelenburg para tratar la hipotensión aguda:
  • La posición de Trendelenburg es ampliamente usada por enfermeros y otros profesionales sanitarios como intervención inicial en el tratamiento de la hipotensión aguda y/o conmoción.
  • Una revisión de los resultados de 5 estudios de investigación no proporcionaron un apoyo sobrecogedor para el uso como tratamiento de la hipotensión.
  • Cuando la posición de Trendelenburg mejoraba los parámetros cardiacos, eran breves y seguidos por la deterioro hemodinámico que llevaba a consecuencias negativas.
  • Las consecuencias adversas se encontraron en ciertas poblaciones de pacientes que eran obesos, tenían una fracción de eyección ventrícular derecha comprometida, un trastorno pulmonar o una lesión craneal.
  • La posición de Trendelenburg debe evitarse como tratamiento de la hipotensión aguda/conmoción hasta que se realice una investigación definitiva con mayores tamaños de muestra que apoyen su uso como seguro y efectivo.

El estudio de 1997 de Ostrow de los creencias de los enfermeros de cuidados intensivos sobre la posición de Trendelenburg mostró que el 99% de los demandados respondieron haber usado esa posición, el 28% creía que siempre era beneficiosa y el 61% creía que era algo beneficiosa, aunque también reconocían complicaciones de esta.

Los estudios que han demostrado un aumento de la presión sanguínea y el gasto cardíaco son limidados. Cuando se observan, el incremento generalmente dura poco, permaneciendo menos de 10 minutos.

Resumen:
Los datos actuales que apoyan el uso de la posición de Trendelenburg durante la conmoción son limitados y no revelan ningún cambio benéfico o sostenido en la presión sanguínea sistólica o el gasto cardiaco.

Complicaciones en el paciente hipotensivo

  • Ansiedad e inquietud.
  • Disnea progresiva.
  • Hipoventilación y atelectasia causada por la expansión respiratoria reducida.
  • Rangos alterados de ventilación/perfusión desde la gravitación de la sangre a los vértices pulmonares pobremente ventilados.
  • Mayor congestión venosa dentro y fuera del cráneo, llevando a una mayor presión intracraneal.
  • La presión de los órganos abdominales se transmite a la cavidad torácica, que puede alterar el retorno venoso al corazón, llevando a un gasto cardiaco e hipotensión aún menores.
  • Mayor riesgo de aspiración de los contenidos gástricos.

Cuándo usarla y cuándo no

Clínicamente útil para

  • Para colocar o quitar catéteres venosos centrales
  • Ciertas técnicas anestésicas espinales

No debería usarse

  • Reanimación de pacientes que están hipotensivos.
  • Pacientes en los que la ventilación mecánica es complicada o con capacidad vital reducida.
  • Pacientes con una presión intracraneal aumentada.
  • Pacinetes con edema cerebral.
  • Pacientes con presión intraocular aumentada.
  • Pacientes con isquemia en los miembros inferiores.

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